Lic. Elizabeth González Montaner
Este trastorno se desarrolla cuando una persona ha vivido o sido testigo de un acontecimiento traumático. Es decir, un acontecimiento que implica un daño grave a esa persona o a otras o una grave amenaza para su integridad física o psicológica o la de otras personas. En respuesta a dicho acontecimiento, la persona reacciona con un intenso sentimiento de miedo, impotencia y desesperación.
El trauma psicológico es una respuesta normal ante acontecimientos extremos y dolorosos. Se cree que cuanto más directa sea la exposición al acontecimiento traumático, mayor es el riesgo de trauma emocional. No obstante, no es necesario experimentar personalmente dicho acontecimiento para desarrollar un trastorno de estés agudo, sino que ser testigo también puede provocarlo
Para que se produzca un trastorno de estrés agudo (o postraumático) no basta sólo con vivir un suceso potencialmente traumático, sino que también es importante el modo en que la persona lo percibe. Cuando se experimenta con una sensación de falta de control e impotencia y la sensación de que no puedes hacer nada para controlar, evitar o modificar unos acontecimientos que son vividos como horribles, el riesgo de trauma es mayor.
Síntomas
Para que se realice un diagnóstico de trastorno de estrés agudo, los síntomas deben estar presentes durante dos días como mínimo y un mes como máximo, y deben aparecer dentro de las 4 semanas posteriores al acontecimiento traumático. Si los síntomas persisten después de un mes, se habla de trastorno de estrés postraumático (que es un trastorno que suele hacerse crónico sin tratamiento).
Los síntomas son los siguientes:
- Falta de respuesta emocional. La persona no siente nada, sino una sensación de bloqueo emocional o vacío.
- Sensación de irrealidad o de estar como en «una nube»
- Despersonalización, o sensación de extrañeza de uno mismo.
- Incapacidad para recordar determinadas partes del suceso traumático (amnesia disociativa).
- Estado de activación y ansiedad incrementado y problemas para dormir o para estar despierto. Irritabilidad, hipervigilancia y estado de alerta casi continuo (se sobresalta con facilidad por los ruidos, por ejemplo), inquietud motora.
- Problemas para sentir placer.
- Reexperimentación del suceso traumático mediante imágenes mentales intrusas, pensamientos recurrentes, pesadillas o flashbacks. Los flashbacks consisten en recuerdos tan vívidos que es como si la persona estuviera experimentando de nuevo lo sucedido.
- Evitación de los lugares, pensamientos, emociones, conversaciones o personas que le recuerdan lo sucedido.
- Estrés que interfiere con el funcionamiento normal de esa persona, de manera que tiene problemas para funcionar a nivel laboral y social, realizar determinadas tareas o buscar tratamiento.
Estos síntomas pueden ocurrir como consecuencia de un acontecimiento traumático psicosocial, como abuso sexual o físico, violencia doméstica, o bien ante sucesos como incendios, terremotos, accidentes de tráfico, etc.
Una consulta a tiempo puede informarle de cómo es esperable que se siente ante lo que estuvo expuesto. Durante el primer mes se le orienta a como manejar mejor esta sintomatología. En el caso de los niños es indispensable que los padres consulten para poder recibir la orientación adecuada de cómo acompañar a sus hijos ante estos síntomas.
En el mejor de los casos la persona luego de un mes aproximadamente deja de experimentar este cuadro y va paulatinamente logrando una mejora general de su estado de ánimo y estabilidad psíquica. En otros casos se desarrolla un Trastorno de Estrés Postraumático, por este motivo es tal importante la consulta a tiempo.