Lic. Elizabeth González Montaner
Los estilos parentales constituyen los modos comunicacionales que los papás
Tienen con sus hijos, y éstos provienen de su manera de apreciar la vida en general y del estilo de afrontamiento ante sus vivencias. Veamos un ejemplo;
Juan está en la plaza con sus papás que le dicen:
“Cuidado, Juan, te puedes caer del tobogán, mejor no te subas a ver si te lastimás”
En la misma plaza también está Agustina, y sus papas le dicen:
“Mirá Agus, el tobogán tiene escaleras y hay que subirlo con precaución; también debes tener atención cuando estás allí arriba sentadita, no te inclines hacia los costados porque puedes caerte. Vamos Agus, ¡Subí y divertite!”
Algunos papás y mamás tienen estilos parentales que reflejan sus modos disfuncionales de percibir los aconticimientos vitales, por lo que generalmente las verbalizaciones hacia sus niños reflejan sus propios temores y sus evitaciones.
¿Puede un papá o una mamá tener un estilo parental que no determine trastornos de ansiedad en sus niños?
Si puede, aprendiendo a cambiar sus propios esquemas cognitivos para ver la vida y sus estilos para afrontarla.
El autodiálogo es la manera en que nos hablamos a nosotros mismos y determina nuestra forma de contarnos el mundo y de evaluar los recursos que tenemos para afrontarlo. El niño pequeño va desarrollando su autodiálogo a través de las apreciaciones que los padres tienen sobre sus capacidades y sobre el continuo de seguridad-peligrosidad con el que miden el mundo. Si nuestras verbalizaciones como papas están cargadas de la emoción negativa más paralizante que es el miedo, nuestro niño será miedoso ante todo y ante sí mismo, porque verá el mundo como peligroso y no podrá sentir que tiene recursos para afrontarlo.
Nuestra tarea como padres es mostrarles a nuestros hijos que la vida es maravillosa y que estamos capacitados para afrontarla y para disfrutarla, a pesar de sus contrariedades y de sus riesgos.
La probabilidad de que ocurran hechos negativos es igual a la que ocurran hechos positivos, por lo tanto..¿por qué pensar lo peor? ¿por qué pensar que Juan se va a caer? ¿Por qué pensar que Juan no va a ser capaz de treparse sin problemas? ¿Por qué?….
Las investigaciones actuales nos advierten que aunque ocurra un hecho negativo, tendremos mejores estilos de afrontarlo si pensamos que somos capaces que si nos damos por vencido antes de intentar.
Nuestra misión como papás es aportar, desde nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, a que nuestro hijo pueda afrontar sus vivencias con seguridad y que las disfrute, no para que se desaliente ante los inconvenientes.
Bibliografía
- Echeburúa Odriozola, Enrique: “Trastorno de ansiedad en la infancia”, Ed Pirámide. Madrid, España. 1998
- Taboada, Jiménez, y colaboradores; “Trastornos por ansiedad en la infancia y adolescencia: Factores de Riesgo” Revista “Ansiedad y Estrés”, 1998, 4 (1), 1-16
- Vargas Flores; Ibáñez Reyes: “Enfoques teóricos de la transmisión intergeneracional”, Revista Electrónica de Psicología Iztacala, Vol 5 N° 2, Julio 2002.
- Seligman, Martín: “La auténtica felicidad”, Editorial Vergara, Barcelona, España, Año 2003