En la actualidad existen muchísimas escuelas y corrientes psicológicas, sin embargo, no todas las terapias existentes tienen el mismo grado de eficacia ni la misma posibilidad de ser científicamente validadas (William Montgomery Urday, Marzo 2007).
Con este propósito, en el año 1993 la división 12 (Clinical Psychology) de la American Psychological Association (APA) creó un grupo de trabajo (Task Force on Promotion and Dissemination of Psychological Procedures) para determinar sistemáticamente la eficacia de las estrategias disponibles respecto a cada tipo de trastorno psicológico y, además, confeccionar guías de tratamiento para cualquier situación clínica.
Los resultados fueron publicados en dos informes (Chambless y cols., 1996; Chambless y cols., 1998) con el listado de terapias identificadas como las más eficaces por el «apoyo empírico» dado por la validez interna y el adecuado control variabilístico de la investigación que las sustenta.
Se ha comprobado científicamente la eficacia de las aplicaciones conductuales, conductual-cognitivas y cognitivo-conductuales, con cerca del setenta por ciento de las menciones para tratar trastornos de ansiedad, depresión, disfunciones sexuales, problemas de pareja, trastornos de alimentación, drogadependencias, trastornos de conducta en la infancia, control de esfínteres y en intervenciones interdisciplinarias, esquizofrenia, dolor y trastorno de déficit de atención con hiperactividad.