Lic. Marina Mariani y Lic. Elizabeth Gonzalez Montaner
El trastorno por estrés pos traumático es un trastorno de ansiedad que podrían sufrir personas que han estado expuestas a algún acontecimiento traumático caracterizado por muertes o amenazas a su integridad física o la de los demás y una respuesta de temor, desesperanza u horror intensos.
Por traumáticas entendemos experiencias abrumadoras y fuera de control que impactan psicológicamente en las personas creando sentimientos de impotencia, vulnerabilidad, pérdida de seguridad y pérdida de control. Se trata de situaciones externas que provocan un alto nivel de estrés psicológico. Podrían constituir ejemplos la vivencia de catástrofes naturales, tragedias de importantes dimensiones, exposición a situaciones de abuso físico y sexual, entre otras.
Puede suceder que duarnte un mes aproximadamanete se reexperimente una situación y luego se vaya diluyendo hasta desaparecer. Si pasado el mes se continuan los síntomas estamos dentro del estrés postraumático. En los niños es normal jugar a la situación traumática durante unas semanas, hay que darles esa posibilidad para que puedan elaborarla.
Cuando una persona se ve expuesta ante alguna situación traumática es probable que desarrolle síntomas relacionados con la re experimentación de tal situación al mismo tiempo que intenta evitar cualquier estímulo que se asocie con el trauma.
El acontecimiento traumático es re experimentado persistentemente a través de diversas formas: recuerdos recurrentes e intrusivos del acontecimiento, imágenes, pensamientos o percepciones del mismo, sueños, pesadillas, malestar psicológico intenso y/o respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan algún aspecto de la situación; ilusiones, alucinaciones, u otra manifestación que lleve a que la persona actúe o tenga la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo.
Por un lado, se vuelve a vivenciar la experiencia traumática y por el otro se activan mecanismos que intentan evitar persistentemente aquellos estímulos asociados al trauma. Entonces la persona se esfuerza por evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático, así como actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma. Incluso puede llegar a olvidar aspectos importantes del mismo.
La persona que sufre de estrés postraumático ve disminuido su interés, participa cada vez menos de actividades significativas, padece una sensación de desapego con respecto a los demás, restringe su vida afectiva y suele tener una visión desalentadora del futuro.
Asimismo, puede tener dificultades para conciliar o mantener el sueño, irritabilidad o ataques de ira, dificultades para concentrarse, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto, todas manifestaciones de un aumento de la activación, como si una señal de alarma se mantuviera encendida constantemente. Los niños puede presentarse malhumor, irritabilidad, caprichos, y síntomas corporales (fiebre o dificultades digestivas etc). En los púberes, de 9 a 12 años pueden aumentar el aislamiento y el desafio.
Su vida social, afectiva, educacional, laboral se ve claramente afectada. De aquí la importancia de un tratamiento adecuado.
Es fundamental orientar a la familia del afectado a tiempo para no continuar exacerbando los síntomas de la enferndedad.
Existen en la actualidad tratamientos psicológicos y farmacologícos que pueden dar una mejora signitificativa en la vida de la persona afectada, ya que se le ayuda a observar y experimentar distinto sus recuerdos y eso es muchísimo para alguien que no sólo debio experimentar una situación dramática sino que no puede dejar de pensarla y revivirla. Muchas personas creen que no habrá paz para ellas por lo que han pasado, pero siempre se encuentra una manera más saludable de enfrentar la vida y podemos conocer nuevas formas de sentirnos en paz.