Lic. Andrea Bottino
La ansiedad social, se caracteriza por un miedo y ansiedad marcados y persistentes a enfrentar determinadas situaciones sociales en las que la persona se ve expuesta a la posible evaluación por parte de los demás y experimenta sensaciones de vergüenza.
El individuo teme actuar de un modo embarazoso o avergonzante y que se noten los síntomas de ansiedad. Las reacciones corporales más comunes son taquicardia, palpitaciones, temblor (voz, manos), sudorización, sonrojamiento, tensión muscular, malestar gastrointestinal, boca seca, escalofríos, sensación de opresión en la cabeza o cefaleas, dificultad para tragar, nauseas y urgencia urinaria.
Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales. La exposición a la situación social temida les provoca aumento de ansiedad y hasta puede tomar forma de crisis de angustia. Por eso estas situaciones sociales que el individuo teme suele evitarlas o bien experimentarlas con gran ansiedad, o malestar intenso.
Una característica importante es una marca ansiedad antes de que ocurran los hechos temidos, tiene el nombre de ansiedad anticipatoria, las personas se empiezan a preocupar y a sentir temor ante la situación temida mucho antes de tenerla que afrontar, esto provoca que cuando se afronta la situación esta se lleva a cabo peor , debido al estado de nerviosismo, esto provoca un aumento de la ansiedad anticipatoria para la próxima vez que se afronte la situación, creándose así un circulo vicioso que se auto alimenta.
Podemos diferenciar entre dos tipos de ansiedad social:
Generalizada: Hablamos de ansiedad social generalizada cuando los temores se experimentan en la mayoría de las relaciones sociales o que comportan una cierta interacción con las personas.
Especifica: Cuando las situaciones de ansiedad solo se dan en unas determinadas situaciones, como por ejemplo al hablar en público, o temer a ser observado mientras se come.
Algunas de las principales situaciones temidas por las persona con fobia social son:
- Hablar en público
- Comer o beber en público
- Asistir a fiestas
- Sensación de sentirse observado y criticado
- Escribir o firmar en público
- Desenvolverse en comercios y relaciones administrativas
- Mirar a los ojos a la gente
- Iniciar un conversación
- Ser presentados a otras personas
- Realizar llamadas telefónicas
- Dar o defender la propias opiniones
- Encuentros con personas desconocidas o del sexo opuesto
- Espacios cerrados donde hay gente
- Hablar en un grupo pequeño
- Hablar con personas de autoridad
- Hacer o aceptar cumplidos
- Miedo a quedarse en blanco
- Preocupación por ser el centro de atención
- Ansiedad Social a lo largo de la vida.
La edad media de inicio suele estar entre los 14 y 16 años y no es nada extraño que comience incluso antes. Es muy común la existencia de antecedentes de timidez o inhibición social desde mucho antes de los 10 años.
En niños de 2-3 años ya pueden identificarse conductas observables indicativas de fuertes miedos sociales ante la crítica o desaprobación y rasgos de timidez que nos anticipa una mayor probabilidad de ocurrencia de ansiedad social más tarde. Sin embargo, la conciencia de sí mismo, y de los otros como objetos de evaluación y la anticipación de la evaluación negativa no aparecen hasta alrededor de los 8 años. En los niños es necesario para el diagnostico de ansiedad social que esta aparezca en las reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto.
La adolescencia es un periodo crítico ya que el joven se ve sometido a un proceso de evaluación por parte de su grupo de pares en la búsqueda por establecer un lugar dentro de un sistema social distinto a su familia. En comparación con la niñez no solo hay más demandas sociales (nuevo ambiente escolar, nuevos amigos, noviazgo) sino que a esa edad tiene más capacidad cognitiva y es más conciente de la diferencia entre cómo uno se ve a sí mismo y cómo cree que lo ven los demás. Los adolescentes más vulnerables pueden responder con ansiedad y evitación a las situaciones sociales.
Aunque no es frecuente, puede la ansiedad social manifestarse en la adultez cuando, por ejemplo, se produce un cambio de circunstancias (laborales, familiares) que implica realizar actividades temidas (hablar en público, relacionarse con gente nueva) que antes no eran necesarias.
Tratamiento
El tratamiento permite dotarle al individuo de recursos básicos que le permitan, reducir significativamente las conductas de evitación y la activación somática y aprender a comportarse habilidosamente en aquellas situaciones en las que la persona presenta déficit.
El tratamiento incluye entrenamiento en habilidades sociales, resolver problemas, relajarse, comunicarse adecuadamente, modificar algunos pensamientos desadaptativos y generar pensamientos alternativos. También se trabaja con el paciente la exposición simulada y luego la exposición en vivo de las situaciones sociales temidas con la aplicación durante dichas exposiciones de las habilidades adquiridas previamente.
Con los niños es muy importante la implicación de los padres en el tratamiento para ayudar al niño a afrontar estas situaciones temidas en forma adecuada como también para darle herramientas a los padres con el fin de que sean capaces de trabajar en equipo para resolver futuros problemas y mantener las mejoras terapéuticas una vez concluído el tratamiento.
En la actualidad la terapia cognitivo-conductual logra brindar un tratamiento psicológico eficiente ante la ansiedad social. De ser necesario por la gravedad del paciente , existen tratamientos farmacológicos que otorgan mejoras a la calidad de vida a corto plazo.