Lic. Elizabeth González Montaner
El buen dormir en los primeros años de la vida desempeña una función crítica en el desarrollo madurativo, posibilitando según los últimos descubrimientos de la neurobiología del sueño, el aumento de conexiones neuronales.
El niño debe aprender una pauta de sueño que deben enseñársela sus padres o cuidadores. Aunque el dormir es algo innato, el proceso de dormirse es una conducta aprendida, un hábito.
Teniendo en cuenta los distintos temperamentos infantiles, desde los niños dóciles hasta los difíciles, es imprescindible contar con la determinación por parte de sus padres de cómo, donde y cuando dormir. Es decir, que cómo padres no debemos excusarnos en el temperamento difícil de nuestro niño, ya que nuestro rol es educarlo bajo ciertas normas, que consideramos por nuestra propia educación y cultura, adecuadas a su desarrollo normal. La tarea del padre no es adaptarse totalmente al temperamento del niño, sino, teniendo en cuenta sus características individuales, flexibilizarse ante éstas pero manteniendo las normas educativas.
Enseñarle a un niño a dormir, es una de las primeras enseñanzas para su propia vida, y es una de las primeras tareas de nuestro rol de padres para forjar nuestro sistema educativo. Ante todo debemos pensar acerca de cómo queremos formar a nuestro hijo.
Las creencias que tengamos al respecto nos servirán de guía para establecer pautas de conducta al niño.
Al ser padres, con toda la emoción y conmoción psicológica que sentimos, más los primeros cuidados que requiere nuestro pequeño, la necesidad de readaptar nuestra pareja y nuestro proyecto personal; tal vez no nos detengamos a pensar seriamente el tipo de educación que estableceremos al niño, cómo queremos ayudarle a crecer.
Es muy importante, y el propósito de este escrito, es que nos detengamos a pensar cómo queremos educar, o cómo podemos educar, o cómo deberíamos educar, luego de todos estos pensamientos, tendremos una visión acerca de que educación queremos para nuestro hijo.
No olvidemos que el niño a los cinco años es un estudio preliminar de lo que será en la adultez, ya que en estos primeros cinco años se establecen lineamientos de personalidad determinantes en la formación psicológica.