Lic. Marina Mariani
La depresión es un trastorno complejo del estado de ánimo. Cuando hablamos de trastorno del estado de ánimo nos estamos refiriendo a un conjunto de síntomas que se manifiestan en un determinado contexto ambiental, social y cultural por múltiples factores y que afectan el desarrollo de un sujeto en sus actividades educativas, laborales, vinculaciones sociales, interpretación de los sucesos del mundo y afrontamiento y resolución de problemas.
Intervienen para su desarrollo y mantenimiento tanto factores ambientales como disposicionales: ambiente y genética presdisponen a una cierta vulnerabilidad para el desarrollo del trastorno.
La respuesta depresiva puede constituir una reacción ante un estímulo estresante externo (una pérdida, por ejemplo) o ser característica del patrón de respuestas de una persona frente al mundo. Si bien usualmente se manifiesta a través de una profunda tristeza y la pérdida de interés, las manifestaciones son diversas así como la gravedad. En este sentido, puede deteriorar levemente el funcionamiento del individuo en sus diversas áreas como llegar a provocar la muerte causada por el propio sujeto.
Resulta importante entonces distinguir entre los procesos de pensamiento, actividades, vinculaciones esperables en la adolescencia y aquellos que lindan con un trastorno depresivo.
Los y las adolescentes suelen discutir, irritarse si algo no sale como esperaban o si consideran injustas determinadas situaciones, cambian de humor rápidamente, vivencian situaciones cotidianas con amplios montos de afectividad, pueden soltar sus pasiones sin anticipar consecuencias. Desarrollan su autoconcepto y autoestima a partir de las propias percepciones y de las devoluciones de los demás. Buscan permanentemente la autonomía al tiempo que amplían sus vínculos sociales. Todo ello es esperable en la adolescencia.
Por otro lado, todos podemos en ocasiones y frente a determinadas situaciones sentirnos tristes, fatigados, sin motivaciones para realizar las tareas que usualmente nos dan placer. Ahora bien, cuando esta falta de energía y motivación, la irritabilidad, la tristeza y la desesperanza comienzan a ser habituales, comienzan a ser respuestas típicas frente a situaciones estresantes, podemos estar frente a un trastorno depresivo del estado de ánimo.
Los sujetos que cursan una depresión desarrollan una visión negativa acerca de sí mismos, del mundo y del futuro. En la adolescencia, esta visión se relaciona con la baja autoestima, una imagen corporal negativa, el alto nivel de autocrítica y los fallos en el afrontamiento de situaciones estresantes. Suele aparecer una visión inadecuada del apoyo social y una mayor conflictividad parental que, sumada al proceso normal de búsqueda de independencia y diferenciación de los adultos, dificulta el pedido de ayuda a los padres.
La depresión en los adolescentes se caracteriza por quejas somáticas, distanciamiento social, desesperanza e irritabilidad; existiendo mayor riesgo de suicidio, abuso de sustancias y de abandono escolar. Pueden aumentar las conductas de riesgo y antisociales incluyendo el abuso de sustancias, el vandalismo, la actividad sexual sin usar métodos anticonceptivos y los accidentes o la violación de las normas de tránsito. La depresión en la adolescencia suele aparecer asociada a trastornos de ansiedad y de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, entre otros).
Otros síntomas son la pérdida o aumento de peso sin hacer régimen, las alteraciones en el sueño (hipersomnia o insomnio), la agitación o el enlentecimiento psicomotor, la pérdida de energía, los sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inadecuados, la disminución en la capacidad para concentrarse o pensar, indecisión, pensamientos recurrentes de muerte.
No podemos pensar los trastornos psicológicos sin referirnos al funcionamiento cerebral. En el caso de la depresión se ven desregulaciones en algunos neurotransmisores (serotonina, adrenalina, noradrenalina) así como alteraciones en la anatomía del cerebro tanto en la corteza prefrontal como en el hipocampo. El cerebro deprimido se vuelve más vulnerable a los estímulos estresantes, viéndose dificultada una respuesta de afrontamiento adecuada así como la regeneración de las células muertas. Situaciones que en condiciones normales podemos afrontar adecuadamente, durante la depresión se vuelven inabordables.
La depresión, como otros trastornos psicológicos, afecta no solo nuestro funcionamiento psicológico, sino también nuestro funcionamiento biológico y social, nuestro estado de salud general. Por ello, requiere de un abordaje integral y combinado, que en la mayoría de los casos incluye tratamiento psicológico y psicofarmacológico.